Por si no lo habías notado: vivimos en un momento histórico. Nunca antes hubo tantas conversaciones acerca de la salud mental como las hay hoy en día. Esto, por supuesto, como consecuencia de la cantidad de información disponible que circula por diferentes canales de comunicación. Y aunque es maravilloso tener acceso a contenido que nos ayude a ser más conscientes de nosotros mismos, también es cierto que existe una cantidad de términos que hasta hace no tanto escuchábamos solo entre profesionales y que ahora, al estar más disponibles, pueden generar confusiones entre quienes comienzan a descubrirlos y utilizarlos.
Seguro que conoces la ansiedad. Porque habrás leído o escuchado sobre ella y muy probablemente porque la has experimentado. Igual que el miedo y que tantas otras emociones a las que estás expuesto por el simple hecho de ser humano. Pero, en muchos casos, lo que experimentamos va más allá de sentir la emoción. La ansiedad o el pánico puede presentarse también en forma de ataques. Pero, ¿qué son realmente estos ataques?
Ansiedad y Miedo
La ansiedad y el miedo, tal como el resto de las emociones, son respuestas naturales y casi siempre automáticas de nuestro cuerpo que nos indican que algo está sucediendo en el exterior y que debemos prepararnos para reaccionar. Nuestro organismo sabe qué señales enviar ante determinados estímulos y estos cambios físicos (dilatación de los pulmones, frecuencia cardíaca acelerada, escalofríos) son los que conoces como síntomas o manifestaciones de la emoción. Y aunque algunas de ellas resulten incómodas de experimentar, cuando sabemos cómo gestionarlas de manera saludable las emociones son nuestras mejores mensajeras y aliadas.
Es importante también mencionar que si bien todos tenemos en nuestros sistemas las respuestas emocionales que acabamos de mencionar, no todos tendremos los mismos detonantes para la emoción. Nuestra herencia genética, experiencias previas e incluso nuestras características sociales o culturales influirán en nuestra interpretación de la realidad, haciendo que, por ejemplo, a ti te aterren las alturas mientras que otros disfruten la vista desde el edificio más alto de la ciudad. O que tú te sientas cómodo hablando en público mientras que a tu compañero le sudan las manos solo de pensarlo. Es por ello que para saber cómo regular y manejar nuestras emociones de maneras que resulten beneficiosas para nosotros, es necesario conocernos.
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Pero, ¿cómo se diferencian estas dos emociones? El Dr. Xavier Caseras explica en su libro Comprender el Trastorno de Ansiedad que aún cuando las respuestas de nuestro organismos son muy parecidas para ambas emociones, gracias a la ciencia hoy sabemos que la ansiedad y el miedo se originan o están mediadas por estructuras cerebrales diferentes (la estría terminal para la ansiedad y la amígdala para el miedo). La razón por la que ambas emociones tengan respuestas tan parecidas puede justificarse por el hecho de ambos medios de núcleos comparten un gran número de conexiones "o lo que es lo mismo, parecen enviar información a las mismas zonas del cerebro que en su turno producirían las reacciones que observamos en nuestro cuerpo". Esta relación tan estrecha podría también explicar por qué cuando nos sentimos ansiosos, eventualmente terminamos por asustarnos.
Y aunque esta diferencia parece sutil, cobra importancia cuando queremos comprender conceptos como los de ataque de pánico o ansiedad.
Síntomas Físicos de Miedo y Ansiedad
Como acabamos de mencionar, las manifestaciones físicas de miedo y ansiedad son extremadamente parecidas. Según el Servicio Nacional de Salud de Reino Unido (NHS), estas incluyen:
- Aceleración de los latidos del corazón
- Sensación de debilidad
- Mareos o aturdimientos
- Sensación de que no se tiene el control de sí mismo
- Sudor
- Temblores corporales
- Respiración agitada o dificultad para respirar
- Hormigueo en la yema de los dedos o en los labios
- Sensación de entumecimiento en manos y/o pies
- Náuseas
Ataques de Ansiedad
El “Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, 5.ª edición” (DSM-5) no menciona los ataques de ansiedad, pero define la ansiedad como una característica de una serie de trastornos psiquiátricos comunes como la ansiedad social, el trastorno de ansiedad generalizada, el trastorno de estrés postraumático e incluso las fobias particulares.
Los trastornos de ansiedad son afecciones en las que las manifestaciones de la ansiedad son intensas y persistentes al punto que pueden interferir o limitar el desarrollo de las actividades del día a día en ámbitos personales, académicos, profesionales...
Así que lo más probable es que cuando te topes con el término ataque de ansiedad o crisis de ansiedad, se estén refiriendo a un ataque de pánico.
Ataques de Pánico
Los ataques de pánico, crisis de angustia o crisis de ansiedad, son episodios en los que "de manera repentina aparecen los síntomas físicos de la ansiedad y/o el miedo acompañados de la sensación de pérdida de control sobre uno mismo o del propio juicio, o del convencimiento de muerte inminente". Cuando un ataque de pánico sucede, manifestaciones como las que leímos hace unos minutos aparecen de manera súbita e intensa y desaparecen gradualmente al cabo de unos a 20 minutos (por lo general) , aunque pueden dejar tras de sí un malestar residual que dure unas horas más.
Los ataques de pánico, aunque sean incómodos y desagradables, no representan un peligro físico para quien los sufre, pero sí pueden impedir o limitar de manera significativa tu día a día, sobre todo cuando después de experimentarlos, quedas con el miedo de que vuelva a ocurrir.
¿Qué Hacer Durante un Ataque de Pánico?
Mientras estés experimentando un ataque de pánico es importante que recuerdes que lo que estás sintiendo es temporal y así como llegaron a ti estos síntomas, pronto se irán. Por muy desagradable que sea la sensación, ten presente que no puede hacerte un daño físico real y que pasará en un momento.
Puedes ayudarte haciendo algunos ejercicios de respiración consciente, como la técnica de la respiración de caja, que consiste en inhalar durante cuatro segundos, retener por cuatro segundos, exhalar durante cuatro segundos, retener durante cuatro segundos y volver a inhalar repitiendo el ciclo. Hay para quienes resulta más efectiva la respiración 4-7-8, que consiste en inhalar durante cuatro segundos, retener por siete segundos y exhalar durante ocho segundos, para luego repetir el ciclo hasta que progresivamente te sientas mejor.
¿Cómo Prevenir los Ataques de Pánico?
Los ataques de pánico pueden presentarse como consecuencia de estrés acumulado o de emociones intensas que no han sido trabajadas. Es por ello que cuando se presentan la recomendación profesional casi siempre va orientada a la terapia psicológica. Hablar, expresar, drenar, es el recurso más eficiente que tienes para evitar llegar a ese punto de crisis, y más si es acompañado de un profesional de la salud mental que pueda ayudarte a recorrer caminos emocionales complicados con empatía y seguridad.
En Psiconfort tenemos diferentes planes y especialistas que pueden ser tus aliados en este proceso.
Si en este momento no es posible para ti iniciar un proceso terapéutico o ya estás en ello pero quieres herramientas con las que puedas complementarlo, estas recomendaciones seguro te ayudarán:
- Practica ejercicios de respiración consciente / atención plena a diario (aunque sea por cinco minutos).
- Haz ejercicio físico. Del que quieras. Puedes alzar pesas, salir a caminar, correr, ir a bailar, practicar algún deporte... el ejercicio físico es una excelente manera de aliviar la intensidad de las emociones que experimentas.
- Estabiliza tus niveles de azúcar en sangre mejorando la calidad de la comida que ingieres.
- Si estás experimentando emociones de angustia o miedo muy intensas, evita el alcohol y la cafeína ya que estos pueden volver más intensos los síntomas.
2 comentarios
Gracias ❤ Era lo que más necesitaba. Siempre tan oportuna.
Danielys
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Danielys