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¿Qué esperar cuando empiezas terapia? Todo lo que debes saber sobre el inicio de tu proceso terapéutico

Mariale Sánchez

Bien dicen que "el primer paso es el que cuesta". Si ya iniciaste o estás pensando en iniciar un proceso terapéutico, sabrás cuánta razón tiene esta simple frase. 

¿Por qué resulta tan complicado tomar esta decisión? Bien, hay múltiples factores que sirven de barrera para asistir a esa primera cita: los estigmas y tabús sociales y culturales, tus propias creencias limitantes y las emociones incómodas que quizá aparezcan en tu cuerpo cuando te imaginas hablando "con un extraño" sobre eso que te pasa y te pesa. 

Lo cierto es que todo lo desconocido asusta. Y si nadie te ha explicado más o menos cómo es este recorrido interior y qué esperar mientras andas por él, es normal que tu mente se encargue de llenar estos espacios con escenarios desagradables que te pongan a dudar. Pero si estás aquí hoy, debo pensar que se ha asomado por tu mente la posibilidad de agendar esa cita, hacer esa llamada, enviar ese mensaje. O quizá ya comenzaste pero no estás seguro de si tu proceso esta yendo como "debería". Así que hoy quiero ofrecerte información -desde mi experiencia como psicóloga y como paciente- que te ayude a aclarar esas dudas para que las decisiones que tomes estén basadas en datos... un poco más reales.  

 Antes de iniciar

Si no estás muy familiarizado con la sensación de vulnerabilidad, la sola idea de exponer tus dolores, temores y angustias puede resultar cuando menos... incómoda. Es común la creencia de que asistir al psicólogo implica aceptar que se está de alguna manera "roto" o "defectuoso", que hay algo tan mal en sí mismo que hay que acudir con alguien más para que "lo arregle". Pero esta dinámica de romper y arreglar no es realmente cómo funciona un proceso terapéutico. Tampoco es cierto que hay un medidor de malestar que define qué situaciones merecen ser exploradas de la mano de un psicólogo. La realidad es -cómo no- un poco más compleja y variada. 

El proceso terapéutico consiste en una serie de sesiones en las que el psicólogo acompaña al paciente a tomar consciencia de sus patrones de conducta y pensamiento. Se trata de un trabajo de exploración en el que terapeuta y paciente van, de manera progresiva, visitando lugares emocionales a los que es complicado acceder sin este acompañamiento, con la idea de que quién se está consultando pueda reconocer y aceptar como suyas estas partes y comprender qué papel desempeñan en su propio sistema, cómo afectan en las distintas áreas de su vida y de qué maneras pueden afrontarse para obtener resultados más beneficiosos para sí mismo. 

De hecho, los propios miedos o barreras que tienes respecto a la terapia psicólogica pueden ser abordados con tu terapeuta. Si verbalizar lo que sientes te causa estrés, ansiedad, miedo o vergüenza, anímate a conversarlo en tu primera sesión. De cualquier manera, debo recordarte que la terapia psicológica es un espacio seguro y ningún profesional de la salud mental -debería- juzgarte, mucho menos maltratarte o humillarte por compartirle tus emociones o pensamientos.  

Y hablando de pensamientos, ten presente que son solo eso... pensamientos. No te definen y no son necesariamente ciertos. Date la oportunidad de dudar de aquello que te genera incomodidad y de explorarlo a más profundidad de la mano de un experto que pueda ofrecerte las herramientas adecuadas para ello. 

¿Cómo funciona la psicoterapia?

Los procesos terapéuticos son diferentes para cada quien. Dependen de una serie de factores entre los que está el enfoque del especialista con el que te estés tratando, tus propias vivencias, contexto e incluso aspectos de tu personalidad. Sin embargo, aunque la experiencia se vea influenciada por estos aspectos, se habla de que existen generalidades que pueden ayudarnos a comprender cómo funcionan y por qué son efectivos los procesos terapéuticos.

John Wiley & Sons (2014) nos dicen que el cambio o la mejoría que se produce en la psicoterapia muchas veces se da a través de la rutina. Con cada sesión, el paciente comienza a comprender que el espacio en el que se encuentra no es de juicio, crítica ni drama, y que puede establecer una relación diferente, más compasiva y reflexiva, con sus propios pensamientos o con su voz interna.
En líneas un poco más generales, los procesos terapéuticos buscan cambiar de un estado de estrés, angustia o incomodidad a un estado en el que el paciente se sienta satisfecho y tranquilo. Esto a través de diferentes técnicas que varían, como recién mencioné, según el especialista. 

¿Qué esperar de mis sesiones de terapia?

Tu proceso, como casi todos los procesos que se aplican en el mundo real, no será lineal. Una vez superada la barrera inicial, comenzará un camino de altos y bajo en los que algunas veces te sentirás satisfecho y seguro del trayecto que vas recorriendo y otras veces las sensaciones serán más bien incómodas o desagradables. Todas estas etapas de tu proceso son válidas y no necesariamente significan que tu proceso vaya bien o mal. Todas las emociones que aparezcan a medida que vas explorando más en tu interior tienen una finalidad y un mensaje, y poco a poco notarás como es más sencillo escuchar lo que tienen para decirte.

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Cada sesión es una oportunidad para conocerte mejor, y -como seguro has notado con los demás vínculos en tu vida- habrá aspectos de ti mismo que aceptes con facilidad, que te gusten y quieras potenciar, y otros que más bien te resultarán molestos y quisieras que no estuvieran. Pero recuerda que somos humanos, y la perfección no es parte de nuestra naturaleza. Todos tenemos retos y dificultades particulares, "luz y sombra", y no se trata de entrar en un conflicto contigo mismo para ver qué lado gana, sino de aprender a conocer qué partes necesitan más cuidado, cuáles puedes utilizar más a tu favor y comenzar a tomar decisiones en tu día a día basándote en lo que funciona más para tu bienestar.

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Por último, es importante que sepas que iniciar un proceso terapéutico y descubrir aspectos de ti mismo que hasta entonces no habías podido reconocer, no implica que automáticamente cambiarás esos patrones de conducta o pensamiento que te generan malestar. Recuerda que son muchos los años que has venido desenvolviéndote de esta manera, y por más consciencia que hayas desarrollado, los cambios no ocurren de un día a otro. Sin embargo, si prestas suficiente atención, notarás pequeños progresos, los famosos pasos de bebé, como quizá darte cuenta de una situación que detonó cierto malestar o te hizo reaccionar de determinada manera, o notar alguna conversación interna negativa y detenerla en vez de seguir alimentándola.  El gran cambio es progresivo y se irá construyendo sobre estas pequeñas alteraciones de tu propio sistema. Estás re - aprendiendo. Y eso toma tiempo.

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El primer paso, definitivamente, es el que más cuesta. Pero recuerda que tanto tú como todo lo que te sucede, es importante. Apostar a tu bienestar siempre será una buena decisión.

Si quieres que te acompañe en tu proceso terapéutico, puedes obtener más información de mis consultas y planes aquí. .


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