Los procesos terapéuticos no suelen ser sencillos. Y tanto si estás pensando en iniciar el tuyo como si ya llevas algo de este camino recorrido, es importante que tengas presente que no existe algo como un medidor universal de éxito para pacientes de terapia. Porque sí, tal como ya habrás leído docenas de veces en otros artículos del blog, en el instagram de Psiconfort o en nuestros newsletters, el trabajo interno luce diferente para cada quien. Todos tenemos distintos contextos, heridas emocionales, perspectivas de la realidad y herramientas para afrontarlas.
A medida que vayas recorriendo este camino de crecimiento, encontrarás que no se trata de un trayecto lineal. Pero, ¿significan los baches, desvíos e incluso los retrocesos que lo estás haciendo mal? Por supuesto que no. Cada etapa es parte de tu crecimiento y necesaria para tu evolución.
Y aunque es la tarea del psicólogo guiarte en este camino y entregarte las herramientas necesarias para que puedas andar incluso por los más oscuros trayectos, hay varias estrategias y recursos, como nuestra Guía Terapéutica para Pacientes o la información que continuamente compartimos a través de los canales de comunicación de Psiconfort de las que tú como paciente te puedes valer para asegurarte que estás aprovechando tanto como puedes este tiempo que estás invirtiendo en ti. Ahora sí, vamos con los tips.
7 tips para aprovechar al máximo tu terapia
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Investiga el enfoque de tu terapeuta: el primer paso para que tu terapia sea efectiva es conseguir un profesional que se adapte a tus necesidades. Hay diferentes perspectivas teóricas y prácticas según las cuales pueden tratarse los problemas presentados por un paciente, y la efectividad de cada una dependerá no solo de los conocimientos del profesional sino de qué tan cómodo te sientas tú con estas. Conocer cómo funciona el proceso que estás por emprender te ayudará a mantener tus expectativas realistas y, en el mejor de los casos, facilitará el desarrollo del vínculo psicólogo - paciente y propiciará la creación de un espacio cómodo y seguro en el que puedas expresarte.
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Ten en cuenta tus necesidades y lo que es importante para ti: explora tu propia identidad y haz una lista de lo que para ti es importante que tu terapeuta reconozca o incluso, que comparta. Por ejemplo, si eres parte de la comunidad LGBTQ+ puede que quieras un especialista que también lo sea o que su formación y experiencia le hayan llevado a enfocarse en ciertos grupos con los que te sientas identificado. Es completamente aceptable hacer estas preguntas antes de iniciar tu proceso.
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Conversa sobre cualquier duda que tengas: como ya mencionamos, el proceso terapéutico no siempre se sentirá sencillo. Si tienes dudas sobre la manera en que se está llevando a cabo la terapia, la forma en que estás respondiendo, las emociones que están apareciendo o incluso sobre tu terapeuta, no dudes en expresarlas.
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Apunta los temas sobre los que quieres conversar antes de la sesión: con todas las distracciones que trae consigo el día a día, es normal que al llegar la hora de tu sesión olvides algo sobre lo que querías conversar. Apuntar estos temas te ayudará a asegurarte que no estás dejando por fuera de tu proceso algo que para ti es importante. Aún así, recuerda que la dinámica de las terapias es flexible y quizá entre el momento en que hiciste la anotación y la hora de tu sesión pasó algo a lo que quieras darle prioridad. Si ese es el caso está bien, de cualquier manera tus apuntes te permitirán seguir teniendo presente esos temas importantes para futuras sesiones.
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Haz tiempo para descansar después de la sesión: aunque no ocurrirá en todas las sesiones, los procesos terapéuticos suelen tocar fibras muchas veces dolorosas. Es normal que al terminar tu hora de terapia sientas agotamiento, niebla mental, dificultad para concentrarte, muchas ganas de dormir, dolor de cabeza o confusión. Asegúrate de agendar tus citas tanto como te sea posibles en horarios que te permitan descansar una vez terminada la consulta. Antes que escribir tus reflexiones, o seguir con el ritmo normal del día, necesitas un momento para recuperarte.
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Mantén la mente abierta para la reflexión después de la sesión: todo lo que haya salido a la luz en terapia es importante para ti. En los días que tengas consulta, tómate un momento para escribir cualquier emoción o reflexión que haya surgido de tu conversación con el psicólogo. Esto te ayudará a internalizar con mayor facilidad lo que hayan discutido, a identificar con qué quieres quedarte, qué debes seguir cuestionando y qué deseas comenzar a integrar en tu día a día. Para este tipo de actividades (que tienen que ver con registrar lo que se habla en terapia) la Guía Terapéutica para Pacientes diseñada con sencillas pero precisas preguntas reflexivas para hacerte antes y después de tus citas con el psicólogo, será tu mejor aliada.
- Se paciente: la terapia es un trabajo duro. Los cambios y mejorías que deseas ver probablemente tomen tiempo y esto puede generarte frustración. Está bien que así sea. Puedes conversarlo con tu terapeuta. De cualquier forma ten presente que el hecho de haber comenzado es un gran paso y que tras cada sesión estarás un poco más cerca de ese lugar que anhelas.
Últimas Recomendaciones
Si has llegado hasta aquí, significa que realmente estás interesado en aprovechar al máximo tu proceso terapéutico. Esa voluntad es sumamente importante. Recuerda que la terapia es una inversión para el futuro, y como todas las metas a largo plazo, requieren de esfuerzo, constancia y mucha compasión. Lo estás haciendo bien.
3 comentarios
¡Gracias! Me ayuda mucho el contenido que compartes con nosotros, nos ayuda a sanar.
Marisol Monterroso
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Marisol Monterroso
Excelente artículo y recomendaciones. Agradezco tu cometido siempre son de gran utilidad :)
Aida Pineda