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Reacciones comunes tras haber vivido un evento traumático:

Mariale Sánchez

Cuando en psicología hablamos de trauma nos referimos a las secuelas físicas y psicológicas que quedan tras haber experimentado uno o varios eventos cuya carga emocional fue tanta que nos es difícil procesarlos valiéndonos de nuestros recursos habituales. 

Por mucho que trabajemos en nosotros mismos y en nuestra capacidad para afrontar las dificultades del camino, nadie está exento de sufrir un trauma. Sobre todo porque la mayoría de las situaciones que detonan esta respuesta emocional están completamente fuera de nuestro control. Desastres naturales, accidentes, ser víctima de un robo, de violencia doméstica o abusos sexuales, presenciar la muerte de un ser querido, un diagnóstico inesperado, un cambio drástico en la rutina o en los planes a largo plazo...

Tras haber vivido uno de estos eventos traumáticos, es normal que experimentes ciertas manifestaciones a nivel físico y mental pues aunque el peligro real ya haya pasado, tu cuerpo puede que tarde un tiempo más en apagar sus alertas, y aunque estas reacciones o síntomas se sientan incómodos o difíciles de manejar, es la manera que tiene tu cuerpo de intentar mantenerte seguro y protegido. 

Manifestaciones comunes del trauma

Si viviste un evento traumático es probable que durante algún tiempo: 

  1. Revivas el trauma: es posible que tu mente siga trayendo al presente memorias del evento que detonó en ti el trauma. Bien sea en forma de flashbacks, pesadillas que producen emociones parecidas a las que experimentaste durante el evento o a través de recuerdos angustiosos de la experiencia. Muchos expertos han sugerido causas por las que tendemos a evocar memorias de una experiencia que nos afectó emocionalmente. Según este artículo publicado en The Journal of Psychotherapy Practice and Research "...algunos conciben las recreaciones como repeticiones conductuales espontáneas de eventos traumáticos pasados ​​que nunca han sido verbalizados o incluso recordados. (...) Otros escritores entienden las recreaciones como un medio para lograr el dominio: un individuo traumatizado recrea un trauma para recordar, asimilar, integrar y sanar de la experiencia traumática."

    Sea cuál sea la causa de este fenómeno, revivir el trauma puede generar sentimientos de angustia, miedo y/o ansiedad. Gestionar estas emociones no siempre resulta sencillo y la mejor opción es que, si está en tus posibilidades, asistas a terapia psicológica. En Psiconfort tenemos diferentes planes y especialistas que pueden acompañarte en este proceso. 

    Si no es posible para ti buscar ayuda profesional en este momento, puedes valerte de herramientas que te ayuden a aprender a regular estas sensaciones incómodas o desagradables, como nuestro Manual de Gestión Emocional*

    *estos recursos no sustituyen la terapia psicológica pero pueden servirte de ayuda o complemento.

  2. Sufras desregulación emocional: Los eventos traumáticos pueden dirigirnos a dos reacciones emocionales opuestas: por un lado, puede ocurrir que la intensidad de tus experiencias emocionales aumente tanto que te sientas abrumado por ellas. Hay quienes en cambio sienten su cuerpo adormecido o nublado,  como si hubieran perdido la capacidad para sentir. Ambas estrategias son mecanismos de defensa que están poniéndose en práctica de manera involuntaria. Puede pasar que los días que le siguen al evento tengas respuestas emocionales diferentes a las que sueles experimentar.

  3. Intentes evitar cosas relacionadas al trauma: los eventos traumáticos no son recuerdos agradables. Así que puede parecer que tiene sentido tratar de no pensar en el evento o evitar ciertos lugares, personas o situaciones que te hagan revivir la experiencia es otra de las manifestaciones comunes del trauma. Pero lo cierto es que esta estrategia puede traer más incomodidad o alargar más de lo normal el proceso de recuperación. Revisitar memorias o espacios físicos que evoquen emociones como las que vivimos cuando ocurrió el suceso traumático puede ser difícil, y está bien si necesitas ayuda para iniciar este proceso. 

  4. Somatices tus emociones: En algunos casos, quienes han sufrido un trauma comienzan a experimentar molestias físicas cuyas causas no se ven reflejadas en estudios o evaluaciones médicas. La somatización ocurre cuando no tenemos las herramientas o el conocimiento para regular nuestras emociones de maneras saludables. Esta desconexión hace que lo que sentimos se almacene en el cuerpo y se convierta en síntomas y dolencias físicas. 

  5. Tu sistema nervioso permanezca hiperactivo: Tras el evento traumático, el sistema nervioso tarda un poco para volver a su estado tranquilo. Esta hipervigilancia se manifiesta en forma de perturbaciones en el sueño, una tolerancia más baja a eventos sorpresivos lo que te hace reaccionar de manera desproporcionada a algunas situaciones, tensión muscular, y una constante sensación de estar en peligro

  6. Sientas mucha culpa: puede pasar que las víctimas de eventos traumáticos sientan algún grado de culpa o responsabilidad en su propio sufrimiento. Estas sensaciones desagradables suelen estar relacionadas a la idea de que pudieron haber hecho algo distinto para evitar el suceso.
    Existe también un fenómeno llamado "culpa de sobreviviente". Este tiende a ser experimentado por víctimas que lograron salir de eventos en los que otras personas fallecieron. 
    Vivir con esta sensación de culpa por situaciones que (en la mayoría de los casos) la víctima no tenía control de las circunstancias que le llevaron allí, puede ser exhaustivo. Es importante atender y procesar estas emociones para que no se transformen en patologías que afecten aún más la calidad de vida de la víctima.

¿Cuándo acaba el trauma?

El tiempo que cada quien tarda en recuperarse de un trauma puede variar. Como siempre, este dependerá de una serie de factores que son propios de quien ha vivido la experiencia. De manera general, unas cuántas semanas son necesarias para que el cuerpo pueda apagar sus alarmas internas y, por sí mismo, reestablecer su equilibrio natural. 

Si ha pasado más de un mes y los síntomas que experimentas siguen siendo demasiado intensos y están impidiendo el desarrollo de tus actividades cotidianas o no te permiten sentirte completamente funcional, puede que hayas desarrollado un Trastorno de Estrés Post Traumático, y es importante que busques ayuda profesional que pueda dictar un diagnóstico y decidir que plan de tratamiento es el mejor para ti.


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