La llegada de las festividades decembrinas suele estar asociada con emociones de júbilo y alegría. Y aunque el propósito de estas fechas es rodearnos de amor y gratitud, otros sentimientos no tan placenteros pueden también hacer su aparición.
Si bien el tiempo es relativo y la manera en que lo medimos es una conveniencia, diciembre representa para la mayoría de nosotros el final de un ciclo. En este mes convergen todos los proyectos, sueños y anhelos que nos planteamos doce meses atrás, tanto los que cumplimos como los que no. Y es en torno a esos objetivos que no se materializaron que pueden surgir sentimientos de frustración, decepción, ira o vergüenza.
El día de hoy, te traemos una serie de tips que pueden ayudarte a hacer reflexiones realistas y conscientes de tus propios procesos, lo que te permitirá cambiar el enfoque y disminuir las sensaciones displacenteras que pueden impedir que disfrutes las festividades. Comencemos.
-
Identifica y modifica los pensamientos auto destructivos.
“Llegó diciembre y no hice nada en todo el año” es uno de los pensamientos que suele venir a nuestras mentes si no logramos hacer realidad los propósitos que habíamos establecido el pasado año nuevo. Lo cierto es que la realidad es mucho más compleja. Teniendo en cuenta que somos seres dinámicos y que nos encontramos en constante cambio y evolución, puede que los proyectos que se alineaban contigo el pasado enero ya no quepan en tu actual maleta de sueños. Tal vez tuviste que aplazar objetivos para ocuparte de asuntos que tenían mayor prioridad o simplemente había lecciones que necesitabas aprender antes de cruzar la línea de llegada.
Hace unas semanas, preguntamos en una publicación de Psiconfort “¿cuál es el mejor consejo que has recibido?”. Entre tantas maravillosas respuestas, hubo una que llamó la atención; “si ser duro contigo mismo funcionara, ya habría funcionado”. El diálogo interno negativo lejos de traer beneficios produce malestares y sensaciones displacenteras. A través de la auto compasión, somos capaces de hacer las paces incluso con aquello que no hemos logrado, comprendiendo que hay factores que escapan de nuestro control y que no debemos ni tenemos que culparnos por ello, o que simplemente hay heridas emocionales que debemos trabajar para poder así alcanzar las cosas que nos proponemos. Diciembre, de hecho, puede ser la oportunidad perfecta para comenzar a sembrar pequeños propósitos y verlos crecer.
-
Reconoce cuáles sueños aún te pertenecen.
De manera objetiva, piensa cuáles de tus propósitos de nuevo año aún se alinean con tu versión actual. Piensa los motivos detallados por los que no pudiste cumplirlos. Recuerda que el objetivo es comprender, no reprocharte por ello. Es tu proceso, son tus tiempos. Piensa un momento en los últimos meses y las lecciones que aprendiste. Ahora, reflexiona… ¿cómo esas lecciones te ayudarán a cumplir tus próximos objetivos? ¿Qué sabes hoy de ti que no sabías en enero? Escribe tus respuestas en un papel.
-
Ahora, indaga.
¿Qué has aprendido este año?
¿Cuáles han sido tus logros? (de cualquier tipo)
¿Qué dejaste inconcluso?
¿Qué quieres comenzar?
¿Qué necesitas para hacerlo?
¿Qué necesitas para terminarlo?
-
Planea -de manera realista-
Tómate un momento para plantearte una serie de pequeñas metas a corto plazo que puedas comenzar antes que termine el año. De esta manera, no solo disminuirán las sensaciones de angustia y frustración, sino que estarás adelantando el camino hacia tus metas a largo plazo.
-
Haz las paces con el fracaso.
Un famoso dicho reza “quienes no fallan es porque no lo intentan”. Habrá ocasiones en las que des lo mejor de ti y aún así no se den los resultados que esperas. Por trillado que suene, es necesario tener siempre en cuenta que el éxito se trata más del proceso y las lecciones y experiencias vividas en él, que del resultado. Una vez más, para hacer las paces con la sensación de fracaso puedes escribir una lista de las cosas que no lograste, y al lado de cada una de ellas, las lecciones que aprendiste. Por ejemplo: no fui aceptado en el trabajo que quería, pero me presenté a la entrevista aunque hace unos meses me aterrorizaba la idea. Permítete sorprenderte de todo lo que has aprendido en el camino.
-
Vuelve a intentarlo.
Sí. Si los propósitos que no lograste aún resuenan en ti, aún te llaman, entonces sigue intentándolo hasta que se vuelvan realidad. Sigue trabajando en ti, y apostando a ti. Confía en tu proceso, en tus tiempos y, sobre todo, en tu potencial.
-
No pierdas de vista lo que realmente importa.
Diciembre es la época del año perfecta para hacer introspección, internalizar aprendizajes, reconocer logros personales/ emocionales/ profesionales/ académicos y agradecer cada experiencia por lo que representó en nuestra vida: una oportunidad de crecimiento. Es, además, un mes ideal para conectar contigo y con los que te rodean. Para disfrutar todas las muestras de amor que surgen a tu alrededor. Date la oportunidad de disfrutar, acompañar y prepararte para un nuevo año lleno de aventuras y experiencias.
Últimas Recomendaciones
Sin importar cuáles sean tus sentimientos este diciembre, o qué metas hayas o no alcanzado, una cosa es segura: aún hay espacio para escribir mucha más historia. Confiar en ti es el mejor regalo que puedes darte.